Los niños y niñas de mi colegio han hecho estos preciosos colgantes con pasta de modelar, pintura, cola y mucho amor. Van a venderlas a las familias para recaudar dinero que aportará un pequeño granito de arena para la construcción de una escuelita en la India. Aún les cuesta pronunciar la palabra "Solidaridad", pero ya son solidarios.

Los niños y niñas de mi clase son toda una fuente de inspiración e ilusión: sus frases, sus gestos, sus enfados y dudas me alientan, me empujan cuando siento que los adultos lo estropeamos todo y me llega la tristeza. En estos últimos días de curso me desquicio un poquito, pero también me concedo momentos para recapitular, revisar y repensar el trabajo de todo un año. Espero que el cansacio y "la caló" no me impidan disfrutar de los logros y anotar los fallos de cara al año que viene.
Y si no es suficiente, podemos recurrir a las maravillas impresas de Jimmy Liao para "Esconderse en un rincón del mundo" o sumergirnos en "La noche estrellada". Libros emocionantes, sanadores, con ese punto de oscuridad y misterio que me hace recordar lo complicado de lo simple y la simpleza de las cosas complejas. Que me ayudan a encontrar la calma.

