miércoles, 16 de febrero de 2011
Al sur
jueves, 3 de febrero de 2011
Me voy a Islandia
Este tiempo me recuerda a Islandia y a Sigur Ros. Hay muchas maravillas en sus discos, pero Hoppípolla habla de la infancia, de sus aventuras, de la nostalgia de libertad y felicidad que sentimos en la niñez. Miro por la ventana y me dan ganas de bajar a chapotear en los charcos y saltar y saltar; dan ganas de dejarse llevar y bailar bajo la lluvia para que el tiempo se pare y la felicidad se quede empapándonos. Cuando pongo una de sus canciones me gusta imaginar que gracias a ellas podría volar. Investiga en Youtube y podrás encontrar decenas de vídeos de este singular grupo con melodías preciosas que evocan paisajes hermosos y provocan emociones a flor de piel.
Tras los vuelos, aterrizo en casa. El ganchillo es terapéutico. Mucha gente se burla, no lo entiende, no lo sabe... pero nosotras sabemos cuánto bien nos hace. Y si tienes la suerte suertísima de que tu amiga del alma (que no se achica con ná y que es una "campeona de campeonas") se engancha al croché, ya es un lujo. La tarde puede ser una delicia de confidencias, puntos apretaos y teorías para arreglar el mundo y a nosotras mismas. Y se me quitan esas ideas peregrinas de escapar a Islandia y quedarme en casita al calor del hogar y de la gente que quiero.
Y entonces me recupero y por arte de magia los proyectos se vuelven juguetones y se disfrazan de duendes que saben contar hasta cinco, hacer cosquillas y acariciar.
Tu chico te tira de las orejas y te deja una nota en la mañana imaginando amigas al otro lado de la pantalla, reclamando un post. Y, coincidencias de la vida, abres el correo electrónico y una amiga virtual -gracias, Lucieta ;) - te regala una sonrisa.
Te das cuenta de que es hora de parar un poco y dedicarte tiempo a tí y a lo que te gusta de veras. Recuerdas lo afortunada que eres y das gracias.
Tengo pendiente la próxima ventanita, que se abrirá a las calles de Marrakech y a alguna sorpresa crochetera, espero.
Abracitos