martes, 20 de octubre de 2009

Más allá de tejer…

Hay noticias que mueven algo en tu interior. Algo dentro de mí se movió cuando una de mis mejores amigas de la infancia me contó que esperaba un bebé. Todo un mundo de recuerdos se aglutinó en mi cabeza: tanto fantaseamos de pequeñas con crecer: montar juntas una granja, casarnos el mismo día… Cada una tomó su camino, pero nos gusta estar juntas cuando podemos para seguir hilvanando lo que serán los recuerdos del mañana. Empezar un proyecto pensando en las personas que quieres transciende la labor y se convierte en todo un proceso de encuentro con la persona a la que vas a destinar tu trabajo. Me he pasado el verano tejiendo una mantita para la “sirenita” de Carmen y me siento inspiradísima. Mientras tejo me acuerdo de las tardes de risas con las amigas de la adolescencia, los paseos por la playa, las primeras noches de fiesta. Mis pensamientos dan magia a mis manos y la mantita está quedando realmente preciosa. El color, el dibujo, la lana… es casi perfecto incluso con los fallos propios de esta alocada crochetera. Carmen es un desastre en Internet, así que puedo mostraros tranquila una foto de mi proyecto y daros “la recetilla” Es muy sencillo de hacer y el efecto me resulta encantador.

Me he ayudado del libro de la autora Jan Eaton “Manual de todas las técnicas de ganchillo”, publicado por Océano Ambar. Sus libros son muy prácticos y sencillos, y sus propuestas muy bonitas y llenas de color.

Lo de la “sirenita” del bebé de Carmen viene de esos momentos en que el pensamiento viaja libre y las ideas se asocian sin orden ni relación aparente. La noticia me llevó a su vientre e imaginé un dibujo que tenía grabado en mi memoria y que saltó de entre el mar de imágenes que esperan su momento para asaltarme. Es de un precioso libro de Giani Rodari, “Jaime de cristal”, magistralmente ilustrado por Javier Aramburu (editado en 2007 por SM). Aquí os doy una muestra para que os entren ganas de encontrarlo y disfrutarlo como hago yo: es una fiesta de colores que destilan sensibilidad, delicadeza y magia.

Siento haber tardado tanto en editar, pero a veces el cole absorbe más de lo esperado…

lunes, 5 de octubre de 2009

Buganvillas y amor, mucho amor

El sol ha precedido un fin de semana “de infarto“. El sábado estuvo cargado de planes y acabamos anhelando un domingo de paz y tranquilidad, con ganas de mar. El estrés de tanta cita se disipa cuando lo que vas a hacer es reunirte con la gente que quieres y que te quiere. Cuando vives relativamente lejos de tus seres queridos el fin de semana puede estirarse como un chicle para encontrarte con todos. Esos instantes son únicos para mí y no hay madrugón, palizón de carretera o cansancio que me haga dudar para salir a su encuentro.


La mar es mi familia también y la extraño si no quedamos. Hoy fui en su busca y fue un placer estar juntos un ratillo. Mi humilde cámara no es capaz de recoger tanta luz y ese calorcito que parece resistirse a dejarnos a pesar de que octubre avanza. De camino encontré estas buganvillas de un rosa embaucador que recogen el sentimiento que me ha revoloteado todo el fin de semana: las cosas sencillas son tannnnnnn importantes. Ato, nuestra familia, nuestros amigos y los rinconcitos en que compartimos nuestras vidas…


¡Ahhh! Mi proyecto crochetero secreto ya está en su nuevo hogar, por tanto ya puedo mostrarlo. Le han llamado Pi (en mi tierra una libélula es un pitijopo) y se le veía feliz prendido en la solapa de Raquel: ¿cómo no estar radiante tan cerquita de su corazón? Es un proyecto fácil y muy “resultón”, así que no tenéis excusas para intentarlo. Olivia compartió el patrón en su blog y yo he hecho mi humilde interpretación de él pensando en los 32 lindos añitos de mi amiga: ¡qué mejor inspiración!


La libélula me ha recordado además la lectura de un encantador libro de haikus japoneses (Haikus japoneses de vuelo mágico, de Azul Editorial, 2006). Uno de sus autores afirma que “El haiku es el Arte de mirar”… No podrás resistirte a investigar con semejante definición, ¿verdad? Os dejo uno de mis favoritos aquí:

“Al final, la mariposa
desistió de posarse en la espuma
de la ola que creyó flor”

Hasta mañana.

sábado, 3 de octubre de 2009

Cartabón y el esperado otoño


¡Buenos días!

Nada como despertarse tempranito tempranito para aprovechar una preciosa mañana otoñal. Por fin hace algo de fresquillo al levantarse y eso me activa y me da fuerzas. Os traigo flores de un parque cercano a casa... pequeñas, sencillas y hermosas. Los recuerdos de aquel día son también hermosos (shhhh, eso no lo puedo contar, es secreto...).

Pero, pongámonos manos a la obra. Ya conoceis a Cartabón. Ese ser de lanita marrón que preside mi blog. Y lo preside porque le tengo mucho cariño. Es el primer amigurumi que he creado yo solita y con mucho trabajo, pues, aunque me apasiona el crochet, me cuesta un poco tejer cosas bonitas. Mi abuela me enseñó los puntos básicos... resulta divertido recordar cómo pretendía aplacar los nervios de la niña revoltosa y traviesa que era yo, con la cabeza en otros mundos y no en mis manos y las suyas.

Pues bien, gracias a su tenacidad y a la inspiración de amigas como Olivia y Lucy tejo y tejo. Me tranquiliza, me apasiona, me permite encontrar un rincón para estar conmigo. Hacer ganchillo es el momento perfecto del día. Cartabón fue una de mis primeras creaturas. Os muestro una fotillo del proceso creativo. No es difícil de hacer y el patrón, aunque está en inglés y japonés, es fácil de interpretar (no dudes en escribirme un mail si tienes dudas).

jueves, 1 de octubre de 2009

Abriendo ventanitas

Al fin me he decidido... Me lanzo a la piscina sin pensármelo más y abro esta pequeña ventanita al mundo. Alguien a quien quiero mucho me ayuda con esto de la técnica y me ha dado el último empujón. Otra alguien a quien también quiero mucho inventó esta secta de buenas intenciones y muchas flores que pretende ser un lugar de encuentro, un sitio donde compartir, crear, sentir, aprender... Bueno, no quiero ser muy ambiciosa, solo quiero tener este rinconcito de cosas bonitas y compartirlas con quien quiera. Bienvenidas, bienvenidos, que los girasoles me contagien con su luz, me inspiren con su belleza y me llenen de fuerza. Gracias por estar al otro lado. ¡A florecer!